La Arquidiócesis de San Salvador celebró las fiestas en honor al Divino Salvador del Mundo el pasado 5 y 6 de agosto. Estas fiestas religiosas han acompañado la historia del país desde su fundación, dan esperanza e iluminan el camino de nuestra sociedad. El año pasado debido a las restricciones impuestas por la pandemia no se pudo tener acompañamiento de fieles. Este año se suspendió la procesión del día 5 de agosto pero se pudo tener la presencia de fieles, siguiendo las medidas sanitarias.
El jueves 5 de agosto, en Catedral Metropolitana se rezaron las solemnes vísperas. La predicación estuvo a cargo del Cardenal Gregorio Rosa Chávez. En su mensaje indicaba que cada año, en estos días de fiesta, hacemos un alto en el camino y la Iglesia nos invita a responder a la pregunta de Jesús: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. La respuesta que él espera es nuestro esfuerzo por seguirnos transfigurando, por seguirnos convirtiendo para que su luz brille en nuestros rostros y en nuestra vida. Y desde esa conversión personal nos invita a cumplir nuestra tarea como ciudadanos llamados a transformar el país.
Posteriormente, desde la puerta principal de la Catedral se presentó la imagen del Divino Salvador del Mundo con la vestidura blanca, como señalan los relatos del Evangelio. Monseñor José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, invitaba a todos a trabajar por la transfiguración del país y suplicarle nos ayude a vivir los valores del Reino de Dios.
El día 6 de agosto, se celebró la solemne Misa patronal, desde la Catedral Metropolitana. Allí estuvieron concelebrando los obispos de la conferencia episcopal de El Salvador. El templo tuvo presencia de feligreses siguiendo las medidas de bioseguridad. El arzobispo de San Salvador consideró que en torno al Divino Salvador del Mundo se recapitula la historia de El Salvador desde su fundación.
https://www.youtube.com/watch?v=pJ0EXai6Yhc
Mons. Escobar Alas invitaba a orar para que ilumine con su Espíritu a los gobernantes: “A los legisladores para que puedan crear leyes en beneficio del pueblo. Leyes que protejan el derecho al agua, a la alimentación, a una pensión digna. A los jueces y abogados para que ejerzan justicia sin miramientos a clases sociales, privilegios económicos, nepotismos o compadrazgos. Al ejecutivo para que conduzca la nación por caminos de verdadera democracia, justicia, paz, concordia y unidad”.
Y concluía su mensaje recordando la presencia del Divino Salvador: “Él ha caminado junto a este pueblo a lo largo de la historia; y con esperanza ilimitada sabemos que seguirá caminando con nosotros. Llevamos su nombre, por tanto, llevémoslo con dignidad como Él lo desea, haciendo la parte que nos corresponde.”